“Promovemos su visión de la sociedad, cuestionamos la hegemonía de la religión y mostramos que, además de musulmanes, judíos, cristianos y bahais (una secta del islam), también hay no religiosos“, explica Munir Baatour, abogado y miembro de la misma.
Según Baatour, la senda burocrática hasta lograr la autorización ha sido larga y tortuosa: comenzó en el primer semestre de 2016 y tuvieron que apelar hasta en siete ocasiones a las autoridades “que nos pidieron muchas aclaraciones y retardaron el proceso durante un año y medio”. “Nos dijeron que no podíamos argumentar que luchamos contra el extremismo religioso porque no estamos capacitados para ello. Nos obligaron a precisar que contribuimos a luchar contra el extremismo. Buscaban cualquier excusa para no legalizar una asociación de ateos”, afirma.
Para seguir leyendo: http://www.elmundo.es/internacional/2017/11/12/5a084bcce5fdea98538b4582.html
Leave a Reply